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SEXO, DROGA Y CARNAVAL

SEXO, DROGA Y CARNAVAL

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| Fecha Publicación: 2021-01-07| Género: Humor | Idioma: Español| Autor: Rafael María Pastrana Lorenzo | Nº Páginas: 311|

"Sexo, droga y carnaval" relata las andanzas de un cuarentón alcohólico, drogata, adicto al sexo, egocéntrico, cabrón, infantil pero, ante todo, comparsista.

Tras una década acumulando fracasos y ridículos en el concurso de agrupaciones, a Lawrence Bahía solo le queda una carta, un plan absurdo y maquiavélico con el que intentará conquistar la gloria del carnaval de Cádiz.

Prepárate para sumergirte en literatura gamberra, en las cloacas del ser humano y en la historia de una obsesión disfrazada de vida.

LO QUE OPINAN LOS LECTORES: ????? «Lo reconozco, si un libro no me engancha en las dos primeras páginas, es difícil que lo termine.

Pues justo lo contrario ha ocurrido con este, directamente me lo estoy bebiendo.» ????? «Una historia tan apasionante como divertida y desgarradora protagonizada por un antihéroe al que llegas a odiar y querer a partes iguales.» ????? «No hace falta ser de Cádiz para entender una historia que explora los bajos fondos del ser humano.

Sin pelos en la lengua, pero con historias de pelo, el libro consigue engancharte de principio a fin envolviéndote en una escena, la del carnaval, que suena tan cruenta como pasional y verdadera.» ????? «Una novela cruda y veraz que refleja la degradación del ser humano por enaltecer su ego y otras muchas desventuras que tienen un hilo conductor, el CARNAVAL.» ????? «Precioso libro donde te adentra en las profundidades de éste mundo que poca gente lo conoce del todo.

Recomendable 100%.» —No es mi culpa pensar en ti a cada instante —dijo aproximándose a ella—.

Estás en todas partes.

No es mi culpa que no pueda escapar de ti...

Lo consiguió.

Ella se lanzó a su boca a cambio de un par de frases almibaradas.

Estrellaron sus labios y fabricaron el beso más romántico que se había dado en aquel sofá de polipiel.

El beso por el que pujaría cualquier parque, uno de los que invitan a pensar que dos personas quieren compartir algo más que saliva.

Lástima que el sonido de la bragueta de Lawrence interrumpiese tan tierna escena.

Se llenó la mano de rizos y empujó la cabeza de la chica hasta su entrepierna.

Su romanticismo también era de imitación.

Gemía en voz alta para que los vecinos se enterasen de que estaba practicando sexo.

Mientras gozaba, sacó una colilla de porro y un mechero del bolsillo de su camisa.

Se dio lumbre y trasladó el humo a sus pulmones.

Se encontraba en la gloria, pero aún así era incapaz de saciar a su ego.

De entre los cojines del sofá, rescató su teléfono móvil.

Su fondo de pantalla era su propia foto, en blanco y negro, con gafas de sol y llevándose una mano a la barbilla.

Sin dejar de gemir, fue a Twitter para comprobar cuántos comentarios había generado su "cajonazo".

—¡Cuidado con los dientes, por favor! —advirtió a Macarena, mientras esta pedía disculpas con la mirada.

Para su desdicha, los ríos de comentarios ensalzando su figura estaban secos.

Ese año tampoco se iba a formar ningún tumulto armado con antorchas y rastrillos, así como tampoco nadie crearía el hashtag #PRAYFORLAWRENCE.

Frustrado, soltó el porro y agarró el cabello de Macarena para dirigir su cabeza de arriba a abajo, cada vez más rápido.

Ella le bombeaba el nardo con una mano y con la otra aguantaba una pared de carne para evitar que la barriga de su amante le golpease el rostro.

El inminente orgasmo estaba a punto de llegar.

La boca del poeta estaba torcida y sus ojos vueltos.

Comenzó a aullar como un perrete mientras clavaba las uñas en el sofá y su "white power" impactaba feroz en la campanilla de su compañera.

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